08 diciembre 2016

Confesión 10893

Confesión 10893
(Confesión larga, léase con atención).
Era un tipo frío, orgulloso, solitario, silente. Meses después de un quiebre importante en mi vida, por casualidad conocí a Paula. Paula venía hace poco de salir de una relación con un tipo al que quiso mucho y fue su primer hombre en muchas cosas, pero que no llegó exactamente a amar. Conversamos y sentí mucha envidia de lo que había vivido antes. Le pedí que me sacara de su vida, y élla porfiada no lo hizo pues quería conocerme más. Me halló interesante.
Un día Paula me invitó a salir, y yo fui con mi indiferencia para espantarla, para desencantarla y decepcionarla. Así no se acercaría más. Pero sucedió un hecho tan simple que me hizo cambiar mi actitud y mi visión sobre Paula (para que no imaginen nada, me quedé observándola en silencio mucho rato mientras se servía un postre con total parsimonia). Sentí muchos deseos de abrazarla y protegerla. Y así lo hice desde entonces. Cambié totalmente. Con élla comencé a sonreir, a reir, a jugar como niño chico (soy adulto), a cantar, a bailar, etc. De a poco me fui dando cuenta que mi mundo frío se volvió cálido con su trato. comenzamos a compartir cosas, que a mi edad jamás había vivido, y no me refiero al sexo, me refiero a cosas más cotidianas como recibir un simple abrazo espontáneo. Pero Paula no perdía el contacto con su ex, con el que pasaba la mayor parte del tiempo ya que eran compañeros de carrera. De a poco me dejé querer, y comencé a mostrar sentimientos que no esperaba mostrar por la personalidad que tenía. Y me fui enamorando en silencio. En élla fue creciendo algo hacía mí, pero no era amor propiamente tal. Siempre he estado la sombra de su anterior relación, la cual se transformó en una "amistad especial" para élla mientras tanto. Yo con el tiempo comencé a reaccionar y hacer cosas para poder conquistarla (y se lo dije explícitamente: "voy por ti").
He estado los últimos dos meses intentando ganarme su corazón, con altos y bajos, pero sin rendirme. La situación es desgastante. No siempre coincidimos en horarios, ya no tiene ese deseo latente de verme, comparte mucho con su "amigo" y esta persona se enoja y regaña severamente a Paula si se acerca a mí, por lo cual élla se debe acercar a escondidas a mí. Me siento solo haciéndole frente al mundo y al destino, y aunque tenga todas las de perder no me quiero rendir. Estoy seguro que aún queda mucho por vivir y sentir entre ambos. No voy a dejar que la mujer que me sacó de la casi absoluta soledad se vaya de mi vida.
Sucede lo siguiente: Paula quiere intentar ver si las cosas con su antigua pareja pueden ser mejor que antes (una segunda oportunidad tras meses). Paula dice ver cambios en esa persona con respecto a decepciones pasadas, y no quiere quedarse con la incertidumbre de "qué hubiera pasado si..." al intentarlo otra vez, pero mientras ¿qué hago?
Mis opciones son:
1. Esperar pacientemente y ver si es que esa relación resulta o fracasa. De ser lo segundo, élla optaría por distanciarse definitivamente, y yo podría intentar cortejarla libremente (libre de culpas por su parte, libre de dar y recibir amor).
2. Jugármela con todo y demostrar y hacerle sentir que lo que yo le ofrezco es sólido, verdadero y mejor que lo que élla vivió antes. Jugármela y enamorarla. Jugármela con todo.
3. Hacerme el fuerte y alejarme de vuelta a la soledad.
A todos quienes hayan leído respetuosamente esta historia completa, les pido su comprensión y que me den su opinión fundada al respecto. Si es por paciencia, me haré un Buda y esperaré. Si es por jugármela, seré el amor en persona si es posible. Si es por alejarme, no me quedaría otra que hacerme el valiente, desangrarme y llorar un mar en silencio y soledad.
Y a ti si lees esto, te digo: "Paula no me olvides. Paula para siempre. Paula en el álma."
#avispatepaula #paulamandaunaconfesioncomorespuesta ay ay ay ay les dejo el consejo, esto dará de que hablar, lo sé -Metabee

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