Confesión 7830
Cuando era chica, vivía en una casa super vieja donde crujía absolutamente todo. Cuando llegamos a vivir ahí, habían varias cosas olvidadas, entre ellas muchas cruces de ramas con hilo rojo, y un cuadro de un viejo culiao siniestro. Entonces, cuando yo no me quería comer la comida, mi mami se aprovechaba de todo esto y me decía "Va a venir el caballero del cuadro a buscarte, escucha, ya viene!"
Una noche de insomnio y mucho viento, la casa crujía mas que de costumbre. Yo intentaba dormir, pero a cada rato se sentía el golpeteo de las ramas, las puertas, y algunas corrientes de aire que me movían el pelo. Naturalmente, estaba cagá de miedo, y le rezaba a Dios y a todas sus cruces de ramas con hilo rojo para que amaneciera pronto. Pero, como suele suceder en estos casos, mis sentidos se agudizaron y sentía todo el ruido amplificado. De pronto comencé a sentir unos gemidos, a lo lejos, medio espectrales. Se me pusieron todos los pelos de punta y me tapé hasta las orejas. Después vinieron más ruidos: un golpeteo constante, pasos, susurros...En mi mente infantil, yo me imaginaba que el viejo del cuadro se estaba apareciendo en la casa. Todo empeoró cuando sentí gritar a mi mamá y los golpes fueron más fuertes. Lo único que atiné a pensar, fue que a mi mamá le había dado un infarto del susto y mi papá le estaba haciendo reanimación. Me puse a llorar.
Pasó un rato, los ruidos se calmaron, y se prendió la luz del baño. Me atreví a ir a ver el cadáver de mi mamá, llorando de miedo, y lo único que encontré en la pieza, fue a mi vieja chorreada hasta las pechugas, raja durmiendo, con las piernas abiertas. Me devolví a mi pieza desconcertada, no sabía que chucha había pasado. Al devolverme a mi pieza, me encontré en el pasillo con mi papá. Andaba con toda su humanidad al aire. Se tapó apurado y me echó unas buenas chuchás. No tuvo piedad de una niña inocente que hasta hacía unos minutos, pensaba que su mamá estaba muerta
Nueve meses después nació mi hermano, y le pusieron Alberto, igual que el viejo del cuadro.
Una noche de insomnio y mucho viento, la casa crujía mas que de costumbre. Yo intentaba dormir, pero a cada rato se sentía el golpeteo de las ramas, las puertas, y algunas corrientes de aire que me movían el pelo. Naturalmente, estaba cagá de miedo, y le rezaba a Dios y a todas sus cruces de ramas con hilo rojo para que amaneciera pronto. Pero, como suele suceder en estos casos, mis sentidos se agudizaron y sentía todo el ruido amplificado. De pronto comencé a sentir unos gemidos, a lo lejos, medio espectrales. Se me pusieron todos los pelos de punta y me tapé hasta las orejas. Después vinieron más ruidos: un golpeteo constante, pasos, susurros...En mi mente infantil, yo me imaginaba que el viejo del cuadro se estaba apareciendo en la casa. Todo empeoró cuando sentí gritar a mi mamá y los golpes fueron más fuertes. Lo único que atiné a pensar, fue que a mi mamá le había dado un infarto del susto y mi papá le estaba haciendo reanimación. Me puse a llorar.
Pasó un rato, los ruidos se calmaron, y se prendió la luz del baño. Me atreví a ir a ver el cadáver de mi mamá, llorando de miedo, y lo único que encontré en la pieza, fue a mi vieja chorreada hasta las pechugas, raja durmiendo, con las piernas abiertas. Me devolví a mi pieza desconcertada, no sabía que chucha había pasado. Al devolverme a mi pieza, me encontré en el pasillo con mi papá. Andaba con toda su humanidad al aire. Se tapó apurado y me echó unas buenas chuchás. No tuvo piedad de una niña inocente que hasta hacía unos minutos, pensaba que su mamá estaba muerta
Nueve meses después nació mi hermano, y le pusieron Alberto, igual que el viejo del cuadro.
- Jajajajaja la verdad es que tu papá fue poseido por el viejo del cuadro -Coraline
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